miércoles, 27 de febrero de 2013

estandarte de hidalgo


Categórico, el investigador del INAH, Jacinto Barrera, afirma que el estandarte de Hidalgo “no existió, fue un inventó de Manuel Abad y Queipo, arzobispo de Michoacán, con el fin de acusar al cura de Dolores de fautoría (utilizar los símbolos religiosos con objetivos deleznables), que era uno de los delitos eclesiásticos más castigados.

En el edicto de excomunión contra Miguel Hidalgo, Abad y Quiepo asentó que: Insultando a nuestra religión y a nuestro soberano D. Fernando VII, (Hidalgo) pintó en un estandarte la imagen de nuestra augusta patrona Nuestra Señora de Guadalupe, y le puso la inscripción siguiente: Viva la Religión, viva Nuestra Madre Santísima de Guadalupe, Viva Fernando VII, Viva La América y muera el mal gobierno.

Sin embargo, en boca de los propios insurgentes y de gente que estuvo en la hora y sitio exactos aquel 16 de septiembre de 1810, el hecho de tomar una imagen de la Guadalupana en Atotonilco (Guanajuato) fue demasiado fortuito, sin premeditación, alevosía y ventaja.  

De hecho, se sabe que fue un “ranchero” de la multitud quien pidió una estampa de la Virgen y enseguida la puso en un asta de un tendedero de ropa, y que incluso Allende e Hidalgo intentaron recoger la imagen, pero ante el clamor de la gente decidieron regresar a la casa del santuario de Atotonilco, donde poco antes habían estado tomando chocolate junto con Aldama, Abasolo y otros insurgentes.

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